lunes, 15 de marzo de 2010

Espera



Siento rugir el viento,

en la madrugada,

hojas doradas

crujen en el suelo, ha llegado el otoño,

todo esta callado,

majestuosa soledad;

todos dormís, yo velo,

porque buelle en mi

una nueva vida,

un beso hecho carne

una promesa incierta.

Ahora serás,

una nebulosa,

un punto en el infinito.

Pero serás...

estás dentro de mí

he de esperarte

como la aurora,

como el iris: en la tempestad

de mi incertidumbre.

Vendrás, con la lágrima

y la sonrisa,

con el temor y la fe.

Al fin, te veré,

cubriré de besos,

tus rosadas carnes.

Te has desgajado,

de mi,

como fruta madura

para darme la alegria

de conocerte



Antonia Mesa

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